miércoles, 24 de diciembre de 2025

if you keep listening you can hear it for miles


Tuve que levantarme al baño y ya no puedo dormir, al rato doy una clase de doctorado, tengo más de dos horas dando vueltas en la cama, el insomnio es un ave de rapiña, apenas son las 4 AM, no puedo dejar de pensar en la clase que impartiré al rato, a las 9 AM. 

De pronto, de la nada, cuando el insomnio me devora las entrañas, una canción se mete en mi cabeza y ya no puedo dejar de pensar en este álbum de Deftones que tengo por allí, en mi colección de CDs, lo debí comprar en el 2003 en el tianguis de la Vicente Guerrero, desde entonces creo que lo he escuchado dos o tres veces nada más, no sé por qué lo compré, nunca me ha gustado el nü metal, no sé por qué tengo este álbum en particular, pero el insomnio no da tregua, es un ave de rapiña, y ya no sé nada de nada, y, entonces, en la penumbra, tomo el teléfono y los inalámbricos de la mesita de noche, y me pongo los audífonos, los sincronizo con el teléfono y busco el álbum en Amazon Music y le doy play y cierro los párpados y no puedo evitarlo: desde los primeros acordes, la primera canción de este álbum me remonta a principios de los años 2000.

Aprieto los párpados, esta canción se mete en mi cabeza de nuevo, una asociación lleva a otra asociación, me acuerdo de ti, estábamos en los semestres finales de la licenciatura, la rutina era sofocante, todos los días eran idénticos —ir a la universidad, estar contigo en la universidad, tomar clases para las que nunca abría un libro, correr experimentos entre las 7 y las 10 AM, ir a algún cineclub entre las 12 y las 14h a ver alguna película pretenciosa de Jodorowsky, después tumbarse por allí, en Las Islas o en los jardines del CELE o de Ingeniería, entre parejas de enamorados o vouyeristas que iban a ver a las parejas de enamorados, luego comer por allí una hamburguesa o una sincronizada o una pizza, luego discutir contigo por cualquier tontería, porque siempre encontrabas la forma de incluir en nuestra relación a tu ex, porque tenías que estar todo el tiempo en fiestas, en antros o en viajes.

La voz de Chino Moreno taladra mi cabeza, ahora me acuerdo de todos esos días en los que me sentía rebasado, ajeno a mí mismo, como si fuera otra persona, cuando todos los días eran idénticos, cuando volvíamos en transporte público de la universidad a tu casa, cuando tomábamos un camión frente al Estadio Olímpico, cuando recorríamos Insurgentes en dirección a Cuicuilco, cuando cruzábamos la zona de hospitales, cuando tomábamos otro camión en el Estadio Azteca, cuando pasábamos por El Tec y por La Noria, el tráfico siempre era espantoso, iba a vuelta de rueda, y nos teníamos que bajar del camión poco antes de El Reclusorio Sur.

No tenía tiempo para mí, muchas horas de cada día las pasaba en el transporte público, y el 90% de mis días se limitaban a hacer lo que tú querías hacer, yo era un idiota incapaz de hacerme a un lado, de darle vuelta a la página, yo lo provoqué, que me dijeras que no sabías por qué estabas conmigo, si yo no era ni guapo ni rico ni gracioso. Yo lo provoqué, pero también estuviste allí, y un montón de veces volví solo a casa de mis papás en el transporte público, el tráfico era espantoso, iba a vuelta de rueda, sintiéndome miserable, siempre con los audífonos puestos, tratando de evadir la realidad con la musica.

Quién sabe por qué quise escuchar este álbum de Deftones hoy, quién sabe por qué la voz de Chino Moreno comenzó a revolotear en mi cabeza cuando el insomnio era un ave de rapiña, este álbum de Deftones del 2003, lo debí de comprar en diciembre del 2003, estamos en diciembre otra vez, en diciembre del 2003 íbamos casi cada quince días al tianguis de la Vicente Guerrero, ese tianguis se ponía los martes y los viernes, si no tenías otro plan (alguna fiesta, algún viaje) después del tianguis volvía a la casa de mis papás yo solo y me encerraba en mi recámara y ponía el CD que había comprado en el Aiwa y me acostaba en la cama y cerraba los párpados y trataba de ignorar que me sentía esclavizado, que no podía hacerme a un lado, darle la vuelta a la página, en ese tianguis me compré varios CDs —el Dolittle, el Surfer Rosa, Sweet OblivionVS, No Code, alguno de Stone Temple Pilots, el doble en vivo de Guns N' Roses, alguno de Jane's Addiction, este de Deftones que salió a la venta en el 2003—, y otra vez es diciembre y estoy acordándome de ti, definitivamente ya no dormiré, mi clase podría ser un desastre, pero ya no te guardo resentimiento y descubrí por qué sólo.he escuchado dos o tres veces este álbum de Deftones.


viernes, 21 de noviembre de 2025

try to build a home


El último año en el infierno del doctorado empezaba, todos los fines de semana eran una evasión de la realidad y ese no era la excepción, iba por mi tercera o cuarta caguama, iba por la segunda o tercera cajetilla de Camel, a través de la broma del alcohol escuchaba el último álbum de estudio de Soundgarden, me fumé un carrujo y me tumbé en la colchoneta que había puesto en el suelo para entrar en comunión con la banda de Seattle que no había grabado un álbum en más de 10 años, desde que estaba en la prepa, desde Upside the world, las luces estaban apagadas en el pequeño departamento que rentábamos en Xola, hacía mucho frío, Liz no había vuelto del trabajo aún, quería que la experiencia fuera lo más cercano a una noche acampando en un paraje solitario, no quería saber nada de la realidad, solo que Soundgarden daría un concierto en México en un par de meses, en mayo, en El Palacio de los Deportes, no quería pensar en el doctorado, odiaba ir al laboratorio, no soportaba los exabruptos del tutor, no entendía su doble moral, en cuatro años ya había publicado tres papers de investigación original en revistas internacionales evaluadas por pares, en cada uno de ellos yo había hecho prácticamente todo, incluyendo el trabajo de autor corresponsal, había aprendido a hacer todo solo, sin otra guía que los papers que leía y los papers que habían publicado recientemente los estudiantes de doctorado recién egresados de su laboratorio, el posgrado en Ciencias Biomédicas sólo exigía que el Comité Tutoral hubiera evaluado y aprobado cada uno de los semestres del alumno (clases, avances del proyecto ) y que el alumno publicara la tesis de doctorado y un paper en una revista internacional evaluada por pares, y que el alumno defendiera su proyecto en un examen de grado.

Asistía a los 23 seminarios de avances y journal clubs que le interesaban al tutor, y también era ponente en todos los congresos nacionales e internacionales, que le interesaban al tutor, no descuidaba mis clases como profe de asignatura en la UNAM, impartía las charlas de diplomados o de divulgación a las que me invitaban, no descuidaba ningún compromiso académico, pero el tutor había estallado, se había salido de personaje, era incapaz de controlar a su grupo, seguramente había leído varios libros de superación personal y de motivación y de liderazgo, y sabía (o intuía) que lo más sencillo era humillar y mitigar la autonomía de quienes más trabajaban en su grupo, así que se me fue directo a la yugular, y, enfrente de todos, me regañó, me dijo que yo «solo seguía sus instrucciones», mi crimen había sido correr una serie de experimentos que acabarían publicados en mi cuarto paper como primer autor, sin su consentimiento, obviamente él era el líder, ¿cómo se me había ocurrido actuar de manera independiente?, ¿cómo se me había ocurrido desafiar su autoridad...?

La voz de Chris Cornell...

«try to build a home
bones of birds...»

... me entraba por los huesos como una cura y la droga estallaba en mi cerebro, quería quedarme allí, tumbado en la oscuridad, en esa colchoneta que se había convertido en una casa de campaña, apreté fuertemente los párpados y los puños, me enfoqué en la música, se transformó en un oleaje de colores y sonidos, trate de pensar en que todo lo que soportaba tenía sentido, me acordé de mis años en la prepa, cuando escuchaba a Soundgarden todos los días, cuando solamente escuchaba música, cuando no me importaba el futuro, cuando vagamente creía que me dedicaría a la escritura, cuando no había tenido a un jefe manipulador, cuando no sabía que podía haber gente cabrona que se quisiera meter en tu cabeza y llevarse todo el crédito, demeritar tu trabajo, minar tu autonomía para no perder el control, para alimentar su necesidad de poder.

Hoy escucho otra vez King Animal, vivimos en una casa grande y fría, hace más de 5 años que nos mudamos de ciudad, Liz duerme, son las 3:45 am, estoy insomne y sobrio, voy a cumplir un año como Investigador Nacional Nivel II, nunca he tenido un contrato de base, nadie me ha puesto nada en bandeja de plata, me desquicia la fragilidad de algunos conocidos que también quieren ser profesores-investigadores, que no han conseguido nada y que (según ellos) han vivido las peores experiencias que alguien puede vivir, podría dar nombres y apellidos de colegas más jóvenes que yo y que por X, Y o Z (razones extra académicas) ya son profes indeterminados, según mi experiencia es más probable que una Comisión Dictaminadora (instruida por una autoridad) te abra un concurso de oposición ad hoc si sigues instrucciones, tengo náuseas, no puedo dormir, más o menos odio mi existencia, podría escribir un tratado de endogamia académica, pero mejor tratare de dormir.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Si fue hecho para mí, lo tengo que saber...

Son las 9: 15 del lunes, estoy en el Uber, la radio está encendida, el conductor viene escuchando el programa de Taradazo, tengo un flashback. Aggh, quiero olvidar, meterme una de esas tabletas que provocan amnesia, hay un montón de cosas en las que no debo pensar pero que la voz de Tardazo evoca en mí...

«¡A ver, a ver, es obligación del gobierno...!»

... ya estoy viajando en otro Uber, es cualquier mañana del Trimestre 24 Invierno, voy pensando «Si U y V ya son profes de tiempo completo definitivo, los 3 llegamos el mismo año a Distrito IV, yo ya era SNII1, y en la actualidad ellos no son SNII2, como yo, ni han impartido alrededor de 100 cursos de licenciatura ni 70 charlas de divulgación, mi “suerte” tiene que cambiar. 

«Disculpe, joven... Marcel es nombre de dama y de caballero, ¿verdad?», el conductor me interrumpe, me regresa a la realidad. Aunque no estoy seguro, le contesto que sí, luego me pregunta si mi nombre tiene algún significado y me dice que a él le gusta saber el significado de los nombres. Me acuerdo de un colega de la Ibero que acabo de conocer, en estos días él también me preguntó algo sobre mi nombre. Le contesto al conductor del Uber que no sé qué significa mi nombre. Aggh. Hacía tanto tiempo que nadie me preguntaba estas cosas, ya tenía un amplio recorrido en Distrito IV, no es exactamente la misma situación aquí en el Uber que en la Ibero, pero en el fondo es normal, estoy empezando de cero, otra vez. Al menos, Taradazo ya se calló, estamos escuchando un comercial y casi llegamos al Interurbano. Ya no quiero seguir pensando por qué me tocó esta suerte, por qué no soy profe indeterminado como U y V, que no son SNII2, pero que si lo fueran estarían recibiendo el estímulo económico del SNII, ahora pienso que “mi suerte” es tal que soy SNII2 y que el gobierno del pueblo decidió retirar el estímulo económico del SNII a quienes trabajamos en una universidad privada, vaya situación, si la presidencia estuviera a cargo de otro partido político tendría alrededor de $500, 000 MXN sólo del SNII.
Aggh, ya no quiero pensar en estas cosas, quisiera meterme una tableta de las que producen amnesia, ¿por qué tengo que seguir picando piedra...?

Me digo a mí mismo que ya tengo un empleo, que ya no estoy enviando solicitudes por aquí y por allá como loco, que acabaron esos meses fatales de incertidumbre, que se fueron por el caño esas noches de insomnio en las que no podía dejar de pensar hasta qué punto seguiría todo igual. También pienso en que este trayecto en Uber es temporal, en que la voz de Taradazo...

«Labregones diría mi abuela»

... también es temporal, en que debo disfrutar el presente, enfocarme en lo que voy a hacer hoy en la universidad, pero es muy difícil, hay algo que me mantiene a punto de mandar todo a volar, aún no me siento yo mismo en la Ibero. 

Me bajo del Uber, son las 9: 27, hay 3 lentas personas en la taquilla del Interurbano, me toca hacer fila, me pongo los audífonos, dan las 9: 34, me subo al tren, ahora sí está lleno, apenas alcancé lugar. No quiero pensar en que la gente es súper irrespetuosa, en que no se dan cuenta de que nadie debería soportar conversaciones a todo volumen, quisiera concentrarme en la clase de hoy, en cómo voy a explicarles a los estudiantes cómo una vesícula cargada con neurotransmisor se fusiona con la membrana plasmática del axón terminal mediante exocitosis , cómo en la membrana presináptica se abren canales de calcio cuando ocurre un potencial de acción..., pero la música mueve algo dentro de mí. La voz de Charly García mueve algo dentro de mí, canta algo sobre una extraña influencia, dice «Si yo fuera otro ser, no lo podría entender...»

viernes, 14 de noviembre de 2025

whisper secrets for me

Un tipo de Ocesa se nos acerca, van a dar las 7 pm, las luces de El Palacio de Los Deportes están todas encendidas, no parece estar ni a la tercera parte de su capacidad, quién sabe si se llene, aún es temprano, el concierto está anunciado a las 8 y media, no habrá banda telonera.

Moviendo la cabeza de un lado a otro rápidamente, con una sonrisa maliciosa, el tipo nos pregunta (en voz baja) si queremos pasarnos a la sección general, «Me dan mi propina nada más», o algo así, dice (pienso qué tendrá en mente, a cuánto ascenderá su concepto de propina), y su sonrisa me recuerda a la de los villanos de las películas de Disney, esos que se frotaban las manos cuando planeaban cómo salirse con la suya, y su sonrisa también me recuerda esas aburridísimas tardes de sábado en casa de Omar, quién sabe por qué mi mamá pensaba que era genial ir a casa de mi tía casi cada tres sábados al mes, pero pasábamos toda la tarde viendo películas de Disney, mientras la tía nos servía botanas de brócoli y espárragos y nos preparaba infusiones de pasiflora que tenían en un estado semicatatónico a Omar (pensándolo bien, mi tía era sobreprotectora como la hermana de Catalin Stark y Omar era como el príncipe de los Taylin), y, por otra parte, siempre había algo angustiosos en esas películas de Disney, desde niño ya era aprehensivo, no necesitaba angustiarme más porque la bruja quería matar a Blanca Nieves o porque La Cenicienta estaba bajo un embrujo y lo único que podía salvarla era el beso de su príncipe azul, no necesitaba enterarme a esa edad que la gente es envidiosa y mala.

«¿Qué dicen, amigos?», insiste el tipo de Ocesa. Todo esto resulta irónico, hace tres meses salía con Beatriz y hace poco más de un mes Beatriz me dejó y volvió con su ex, un tipo que trabaja en Ocesa; de hecho, Beatriz me contó varias anécdotas de él, que el tipo fue una especie de guardaespaldas de Marilyn Manson cuando su banda vino al DF a cerrar la gira de Antichrist Superstar,  que Manson estaba lleno de cicatrices, de cortadas con objetos punzocortantes, que el tipo los acompañó a él y a Twiggy Ramírez un par de ocasiones al Mercado Sonora, que los rockstars buscaban a alguna bruja, que estaban fascinados con el Mercado Sonora; Beatriz también me contó que el ex también acompañó a Shirley Manson y a Butch Vig a dar un rol por la Condesa cuando Garbage vino a tocar al Metropólitan por primera vez, cosas así (¿qué edad tendrá el tipo?, esto pasó hace muchos años ya), y quién sabe qué tanto pasó y qué tanto fue rollo del tipo para impresionar a Beatriz, el punto es que ella y él estan juntos otra vez, que ella me terminó conmigo a finales de semestre, me dijo que casi no salíamos a ningún lado, que tampoco hablábamos por teléfono muy seguido, que la decepcioné, que parecíamos más “amiguitos de la escuela” que novios, en fin, todo esto es irónico, ¿qué tal si este tipo de Ocesa es el actual novio de Beatriz...?, ¿qué tal si, en un mundo paralelo, Beatriz y yo podríamos estar aquí...?, aunque a ella no le gustan los Smashing Pumpkins, es más de rock en español, Julieta Venegas, Jarabe de Palo, Santa Sabina...

Tú y yo nos quedamos en silencio y me miras y sonríes y te pasas el cabello por detrás de una oreja, ¡cuánto me gustan tus orejas!, y me sumerjo en la calidez de tus pupilas color almendra, me hacen pensar en una mañana soleada junto al mar, me remontan al aroma del mar, y a veces (casi siempre, desde que nos conocimos) quisiera devorarte, como en esta canción —“Pug”— de Billy Corgan, que, por cierto, es una de las pocas canciones que me gustan del último álbum de estudio de su banda, y cuando entro en este estado de trance al ver tus pupilas, mueves algo dentro de mí, de pronto soy una especie de gnomo colérico que quiere destruir cosas por aquí y por allá y tú me tranquilizas, eres como una intravenosa de morfina, en fin, el tipo de Ocesa insiste, no soy corrupto y además no traigo mucho dinero, apenas lo suficiente para algunas cervezas a precio de concierto y apenas para el taxi de vuelta a tu casa, vives en la Del Valle, ya veré cómo hago para volver a mi casa, y entonces le digo que no, y él mete la cabeza en los hombros y dice algo como «Si cambian de opinión, estaré por aquí» y se acerca a otra pareja y seguramente les tira el mismo rollo porque al cabo de no más de treinta segundos los hace pasar a la sección general, jaja. 

Vuelvo a mirarte, algo se mueve dentro de mí, nos conocimos hace no más de cuatro semanas, en la fiesta de cumpleaños de uno de los tipos del taller de creación literaria al que me inscribí cuando Beatriz terminó conmigo y empecé a apreciarla (en verdad, nadie sabe a quién tiene hasta que ya no la tiene, Beatriz era una buena chica, tal vez un poco absorbente, sumamente afectuosa y un poco cursi, pero me quería, al principio decía que podía enamorarse perdidamente de mí), en fin, no sé qué piensas de todo esto, creo que no te gustó mucho que se nos acercara el tipo de Ocesa, solo quiero devorarte, como canta Billy en esta canción de Adore, es el 11 de agosto de 1998, hace un mes Francia ganó el mundial de futbol, las vacaciones de verano se están muriendo, quién sabe si volveremos a vernos cuando tú vuelvas a clases, estás en el tercer semestre de Psicología también pero en la Intercontinental, yo volveré a la Facultad de Psicología de la UNAM, ya te dije que preferiría cambiar de carrera, que no me veo como psicólogo clínico, que me atrae la investigación básica pero que no sé si quiero estudiar un posgrado, que el trabajo es escaso en la academia, que las plazas ya están apalabradas, que me cuesta mucho conectar con la gente, que la gente suele decirme que siempre parezco estar enojado, tú misma me dijiste eso cuando nos conocimos en el cumpleaños de Leonardo y platicamos sobre este concierto de los Smashing Pumpkins, cuando nos tomábamos unas Heineken y esperábamos que tocaran algo de Gish y de Siamese Dream, «pero ya ves que en Europa solo han estado tocando Adore y versiones muy raras de Mellon Collie...», me dijiste más precisamente, uff, siempre estás informada, quién sabe qué dirías si te contara las anécdotas del novio de Beatriz, aún no sé si te cae mal Manson, aún no sé si te gusta Garbage, no hemos salido más que cuatro o cinco veces, nos conocimos hace un mes, solo quiero devorarte, que me cuentes secretos al oído.

domingo, 14 de septiembre de 2025

tuve un flashback

Sólo quería llegar a la casa, estaba enfurecido, sentía la bilis negra devorando mi garganta, como un oscuro pasajero que podría haberme impulsado a arrojarme a las vías del tren, nunca había caminado tanto, o tal vez sí, pero en otras circunstancias. 

Me acordé de haber caminado, aterrado, semanas después del terremoto del 2017, entre calles intactas y edificios a punto de desplomarse, desde Plaza Universidad hasta el Centro Scop, en la intersección de Eje Central y Xola, nada más para lidiar con el estrés postraumático, para procesar el terremoto, para dejar de alarmarme cuando escuchaba algún sonido similar al de la alerta sísmica, nada más para habituarme, para superar haber sufrido ese terremoto en terribles condiciones, en un edificio que se movía de un lado a otro, en zig zag, luego como un péndulo, en un edificio que ahora mismo ya no existe, que tuvieron que demoler porque en ese terremoto sufrió daño estuctural.

Me acordé también de haber caminado mucho, sintiéndome  melancólico y decepcionado, días después de que salieron los resultados de la convocatoria del 2019 del SNII. De mi primera solicitud, tenía la distinción de Investigador Nacional Nivel I –más de 7 papers de investigación original publicados, más de la mitad como primer autor–, pero enfermé entre el 2015 y el 2017, y acabé en el quirófano en el 2017, y un fulano narcisista y manipulador no me incluyó ni en los agradecimientos de una revisión del 2016 en la que su grupo citó 4 papers en los que soy primer autor, me rechazaron un paper de investigación original en el 2019 en el que era autor corresponsal  y durante los 3 años que duró esa distinción no pude más que publicar un paper de investigación original como autor corresponsal, y, en fin, en esa ocasión acaban de rechazarme y me sentía fatal, no tenía la perspectiva de que apenas empezaba y de que en realidad todo lo que tenía era parte de mi esfuerzo, que tenía pocos meses en un nuevo trabajo, que mi salud apenas volvía a la normalidad, que impartía muchas horas de clase y que era imposible compaginar mis actividades administrativas –viajar desde Lerma hasta Querétaro o Zacatenco o Iztapalapa o Neurología– con labores de investigación, y caminé varias cuadras solo, sintiéndome triste, harto de todo, junto a las vías del tren.

Sólo quería llegar a casa, hacía más de veinte años que no me sentía así, que no caminaba sin rumbo fijo y sin descanso nada más para acabar rendido, sin fuerzas para pensar nada, sin fuerzas para sentir nada más allá del cansancio carcomiendo mis músculos, no quería pensar en lo que había ocurrido unos minutos atrás, en esa calle por la que tantas veces caminamos juntos Ella y yo, sin ningún problema, pero mi oscuro pasajero había emergido a la superficie, había hecho que perdiera el control con Ella, mi oscuro pasajero me había orillado a estar a punto de cometer un acto del que siempre me arrepentiría, y no quería pensar en nada, pero sólo podía pensar en ello, en lo que había ocurrido unos minutos atrás, en que tuve un flashback, en que regresé al 2002, en que perdí el control, en que mi oscuro pasajero me convirtió en la peor versión de mí mismo, otra vez.

«Tuve un flashback, sigo siendo el mismo salvaje, sólo he envejecido, es como una adicción, una enfermedad que no se cura...», me decía a mí mismo, y creía que nunca había caminado tanto, o tal vez sí, pero en otras circunstancias, en fin, a quién le importa.

domingo, 7 de septiembre de 2025

She's a bitch



La escucho claramente, pero la veo medio borrosa, a lo lejos, en la primera fila de la sala, a través de la cámara de Zoom, y me acuerdo de cuando la tuve como parte del Comité de mi primera entrevista de ingreso al doctorado, por ahí de agosto del 2006, apenas tenía medio año en el laboratorio de Todokoro, no sabía gran cosa de las neurociencias, había pasado por una especie de año sabático, apenas había tenido mi primera experiencia docente de un trimestre, tenía formación de licenciado en psicología pero nada que ver con las neurociencias, mi tesis de grado no tenía nada que ver con las neurociencias, era una tesis de competencia numérica.

Ahora ella está como presidenta en este examen de maestría, francamente no me gustó la forma en la que el candidato expuso su tema, en algún momento divagué, me acordé de esta doctora, en aquel Comité, en mi entrevista en el IFC, preguntándome por el Sistema Reticular Activador Ascendente, más o menos insinuando que no estaba preparado para ingresar a ese posgrado, el problema fue que me preguntó también cómo esperaba saltar de la licenciatura en psicología al doctorado en ciencias biomédicas y a lo mejor no le contesté nada elocuente, en fin, ella es muy dura con el candidato, la entiendo, y me pongo a pensar a cuántos estudiantes ha tratado así a lo largo de su trayectoria, este estudiante también ha divagado, ella ya se hartó, a ratos, durante el examen, vi cómo hacía todo lo posible para continuar prestando atención, también me desconcierta que la tutora del candidato no se haya enterado de nada, incluso preguntó si queremos darle mención honorífica al estudiante, y también me preguntó cómo es posible que algunos profesores tengan una plaza de tiempo completo definitivo.

Mmmh, ya quiero que termine el examen, tengo que preparar varias cosas para el curso de neuroquímica que comenzaré a impartir en un par de semanas, me acuerdo del horrible ruido de las podadoras, se les ocurrió venir a podar precisamente hoy, y corría mi kilómetro #7 y no podía escuchar nada a través de los audífonos, de que apenas iban a dar las nueve de la mañana y que algunos de mis vecinos apenas iban de salida a sus trabajos, el día estaba medio nublado, me había levantado a las 6: 30 am, ya había hecho mil cosas, me preguntaba si corría otro kilómetro, el examen estaba agendado a las 10: 00 am, pensaba en esta tesis de maestría, en que abordaba el vínculo de pareja y la adicción a opiáceos, también pensaba en que tenía que continuar escribiendo papers, el día continúa nublado, estoy conectado a Zoom, sólo traigo una camisa, ya tengo frío, el examen fue confuso, la academia no es más que un trabajo súper privilegiado, ahhh, nadie me da una oportunidad para tener a mis propios estudiantes de posgrado, a ellos no los arrastrarían el día de su examen de grado. 

Todos hablamos por la superficie de los temas, she's a bitch, ella sonríe, ya me quiero ir, ¿qué es la divulgación, sino creer que puedes decir, como te dé la gana, aquellos temas que son difíciles de explicar...? 

domingo, 27 de julio de 2025

Tengo mil cosas por hacer



Al ir despertando me levanto de la cama, empapado todavía de las reminiscencias del último sueño que tuve antes de despertar, en el sueño era un adulto pero me preparaba para ir a la secundaria, y eso me excitaba, era como si supiera que podía visitar de nuevo mi adolescencia, me preocupaba un poco el uniforme, pero la posibilidad de ver ese mundo con mis ojos de adulto resultaba tan excitante como pensar en fumar un porro por primera vez. En el sueño también pasaba por un supermercado, tal vez todo esto lo soñé porque, de alguna forma, alguna escena de esa novela que no he terminado de escribir se quedó en mi subconsciente, y en el supermercado veía un estante con varios cassettes, el estante era como los estantes de la sección de artículos para baño de un supermercado, cada uno colgaba de un largo tubo, todos estaban apilados en esos tubos, había una especie de matriz de tubos que abarcaba toda la pared, y me enfocaba en dos cassettes, sus portadas tenían un fondo blanco y un dibujo en color negro, parecían una versión extraña de Nevermind, y tomaba un ejemplar y leía los nombres de las canciones y notaba que era un álbum tributo a una banda de glam rock.

Pasa un avión, volví a la cama después s de medirme la glucosa y de ir al baño y cepillarme los dientes y lavarme la cara, sigo acostado en la cama, los gatos son mi compañía, van a dar las 8 de la mañana, todo esto que soñé, lo soñé hace menos de una hora, ya leí también unas cuantas páginas de un raro libro que cuenta la historia de dos amantes gays que tienen algún trastorno mental, aún no lo sé, pero debieron pasar por un psiquiátrico y recibir terapia de electroshock, solo quería escribir sobre un capítulo de House, uno en el que abordaron a una familia con creencias Hmong, tengo miles de cosas por hacer, debería tener otro tipo de vida, no sé cuántos domingos de mi vida he trabajado, y no saldré a correr. 

viernes, 25 de julio de 2025

las estrellas de rock se están apagando


Esta no es una negra mañana como la otra mañana de martes, cuando desperté con resaca porque me bebí media botella de Ballantine's –de la edición especial de John Lennon que compré hace menos de 15 días–, esta es una tranquila mañana de viernes, apenas son las 6:30, Gatusso ya está echado junto a mí, su ronroneo y los lejanos maullidos de una gata en celo y los lejanos cacareos de un gallo son lo único que ie anega la recámara, ya me medí la glucosa, ya lei a Roald Dahl mientras despertaba, es viernes.

Esta no es una mañana negra, no tuve pesadillas, nadie tuvo que cuidar de mí durante la noche, no me tragó la melancolía de la deshidratación, no desperté con esa fiebre helada carcomiendo mi mente y mis vísceras, estoy en paz conmigo mismo, nadie tuvo que vigilar mi inconsciencia etílica, los blackouts de mi borrachera no me persiguen. Es viernes.

Es muy temprano, los expertos en sueño recomiendan no volver a dormir cuando ya te despertaste por la mañana, a mí me despertaron las ganas de ir al baño, esto viene ocurriendo desde hace 4 ó 5 años, estoy más cerca de los 50 que de los 40, Ozzy Osbourne murió ese martes resacoso del que no puedo olvidarme, y me acuerdo de “Paranoid”, de cuando escuché esa canción por primera vez, debí de tener 14 años, acababa de entrar a la prepa, mi mamá me había regalado una tornamesa, todo lo que hacía era escuchar música y había descubierto a Guns N' Roses y a Metallica y a Aerosmith y estaba descubriendo a Nirvana y a Soundgarden, en la infancia habia escuchado circunstancialmente a los Beatles y a los Stones y obsesivamente a Michael Jackson, y todo lo que hacía entonces era escuchar música y grabar de disco compacto a cassette, o de vinilo a cassette, las canciones que me gustaban y recorría con mis walkman cada mañana y cada tarde la ciudad en el transporte público, de la casa a la escuela, de la escuela a la casa. 

Mi papá tenía un vinilo de bandas de rock de los 70, así escuché a Hendrix, a los Doors, a Eric Burdon y a Black Sabbath, en particular “Paranoid”, una tarde, quizá no de viernes, que volví de la prepa, y me senté en el suelo frente a la tornamesa, y quedé maravillado por la música, no era lo que estaba acostumbrado a escuchar y sin embargo sonaba a lo que escuchaba, como si de allí proviniera toda la música que llevaba a todas partes en mi walkman.

Hoy es viernes, ya son las 6:51, Gatusso se fue, ahora vino Jackson, está somnoliento, esporádicamente me mira desde el más allá de su sueño, tal vez saldré a correr, ya pasaron alrededor de 30 años desde que descubrí a Black Sabbath –en quinto de prepa tuve un compañero súper fan de Sabbath, y no sólo contó la historia de la banda en una clase, sino que una vez llevó una guitarra y tocó “Iron Man”–, Ozzy murió el martes y hasta los podcasters hicieron a un lado su chit-chat para conmemorar al Príncipe de las tineblas, es extraño pero seguramente hay un montón de jóvenes que siguen sin saber quién fue Ozzy. No dejo de pensar en que cada vez mueren más estrellas de rock, se están convirtiendo en historia, en algún punto ya no habrá estrellas de rock vivas, todas serán un recuerdo, como Elvis, como Hendrix, como Janis, como Morrison. 

domingo, 15 de junio de 2025

Thurston Moore está cantando una canción de Lou Reed

 


No me siento nada bien, estoy cansado, se me cierran los párpados, llevo dos noches consecutivas durmiendo poco, en la semana recibí buenas noticias y he estado tan excitado por las buenas noticias que me desperté a las 4 ó 5 de la mañana, igual que ayer, y ya no pude volverme a dormir, igual que ayer. 

Alexa reprodujo esta canción, son las 12 y media del domingo, se celebra el día del padre, ya me comuniqué con mi papá, ya me comuniqué con mi hermano, Thurston Moore está cantando una canción que le he escuchado cantar a Lou Reed, tal vez se trate de una canción de The Velvet Underground, lo único que he querido hacer desde hace más de un mes, cuando comenzó el curso de doctorado que impartí cada sábado de 9 a 12, es sentarme a escribir, tomarme un par de whiskies y escuchar alguna de las playlists que uso para escribir o para correr, pero los fines de semana han dejado de ser míos.

Los ojos me escuecen, se me cierran los párpados, ya no puedo escribir. 

lunes, 5 de mayo de 2025

Neblina

Tengo arcadas, tengo la impresión de que en cualquier momento me pondré ansioso, también tengo dificultades para pensar, es como si tuviera una neblina en la mente, me desperté hace un par de horas, ya alimenté a los gatos, ya les cambié el agua, ya leí a Carrère, leí y no leí, seguía pensando en lo que soñé antes de despertar, era un sueño gris, pero me sentía tan triste, simplemente me decía que ya no podía pasar nada peor, que ninguna mala racha puede durar para siempre, y también me decía que quizá no tengo mucho entusiasmo para continuar luchando, que sé que debo continuar luchando, pero que ya no quiero continuar luchando, no puedo dejar de pensar en ese sueño, en las últimas semanas mis sueños de cada lunes por la mañana son iguales, leía sin prestarle atención a la novela de Carrère, tal vez leí 20 páginas, pero siempre estuve pensando en lo otro, en que es un asco el mundo, en que éste no es el mundo de Dios, en que éste es el mundo de las personas, también pensaba en que ya no puede pasar nada peor, en que una mala racha no puede durar para siempre, y tengo arcadas, y tengo sueño, y una neblina cruza mi mente, y no quisiera hacer nada más que tumbarme en la cama y desaparecer como los animales que hibernan y despertar cuando mi vida sea mejor.

sábado, 12 de abril de 2025

Esta hamburguesa ya no sabe a nada


La última vez que estuvimos aquí fue en enero, cenamos lo mismo que estoy comiendo, la hamburguesa me supo un poco mejor, sólo han transcurrido cuatro meses desde entonces, pero teníamos más dinero y aún tenía fe en la academia, tal vez no nos sentamos en la misma mesa, nos encontramos a un par de vecinas, nos dieron un aventón en su auto, platicamos sobre cualquier cosa, empezar el año así representaba algo poco común, creía que significaba algo, que nuestras vidas cambiarían radicalmente, ahora hace calor, van a dar las dos de la tarde, estamos en el mismo Vips, no sólo estuvimos aquí en enero, también estuvimos aquí el verano pasado, invitamos a tus papás y a tu hermana, volvíamos de Puerto Vallarta, eran otros tiempos, también comimos aquí cuando el SNII me otorgó la distinción de Investigador Nacional Nivel II, me llevaba a la boca la Vips clásica con queso de entonces cuando el Rector de la universidad me felicitaba por correo-e, las meseras más o menos nos ubicaban y más o menos las ubicábamos, solíamos comer al menos una vez a la semana en este Vips, no volvíamos desde enero, las meseras son otras meseras, no me trajeron la Vips clásica con queso de siempre, se equivocaron, me trajeron una Champions, ésta tiene un montón de aderezo de chipotle, lo odio, también odio que en todas partes pongan el aire condicionado al máximo en época de calores, tengo un umbral bajo para el frío y un umbral alto para el calor, nadie lo entiende, no sé si es posible.

Son otros tiempos, la hamburguesa ya no tiene chiste para mí, he tropezado con la misma pared cuatro o cinco veces desde octubre, este negocio de la academia es una campaña política, en realidad a la mayoría de los académicos que tienen poder no le importa que estés en el SNII, que tus clases sean estupendas, que publiques al menos un paper al año y que hagas lo posible por publicar en revistas Q1, a la mayoría de los académicos le importan otras cosas que no son académicas, le hacen campaña política a candidatos que son torpes, que son incapaces de hacer nada por sí solos, que no dan clases, que sólo ponen a los estudiantes a exponer, que sólo leen diapositivas, que sólo publican con las mismas tres personas de siempre, y todos voltean a otro lado, ya tienen seguro un salario, para qué se esfuerzan, para qué luchan por la transparencia, y todo eso es un asco, un asco como esta hamburguesa y como este aire acondicionado al máximo.    

domingo, 16 de marzo de 2025

Somethings Will Never Change

Por X o por Y, acompañamos a AJ a Town Square, un amigo quería verla y ella no quería estar sola con nadie. Yo no tenía muchas ganas de salir. Para huir de esta horrible realidad en la que acabo de publicar mi paper #20 en inglés, oficialmente (en el papel) obtener la distinción de Investigador Nacional Nivel II (con una trayectoria de más de 40 cursos de licenciatura y posgrado y más de 60 charlas de divulgación de la ciencia, en diez años), y concursar por 7 plazas de académico de tiempo completo en México (mi perfil no era el perfil más ad hoc en ninguna), en los últimos 4 ó 5 meses, leía a Carrère y a Kerouac, y preparaba mi presentación para un curso de medicina de sueño al que asistiré la próxima semana en Monterrey (el trabajo no para, pero mi cuenta bancaria no es un pozo sin fondo), pero le habíamos ofrecido cualquier cosa que necesitara a AJ. Me había despertado desde muy temprano, me había puesto a escribir, a adelantar trabajo (el trabajo no para, pero mi cuenta bancaria no es un pozo sin fondo): la revisión de ese MS de Frontiers in Psychiatry, la tesis de maestría del estudiante de RM..., y había escuchado esta canción de Britney Spears que quién sabe por qué ejerce un efecto hipnótico, me remonta a un punto de la pandemia, alguna tarde de viernes en la que andábamos cerca de Town Square, creo que cuando tuvieron que extraerme una muela, y en el auto sonaba esta canción, y de pronto habían transcurrido más de cuarenta minutos y yo traía shorts y sentía frío, y la sensación me molestó, ya estamos en esos días en los que no necesitas traer diez kilos de ropa a todas partes y sin embargo tampoco estamos en primavera.

El punto es que salimos a Town Square entre las 3 y las 4, y a las 6 ó 7 estábamos afuera de una casa en un fraccionamiento de Las Partidas, jugamos con 3 ó 4 gatitos de la calle, me rompieron el corazón, tuvimos que tomar un Uber y caminar unos metros sobre Las Partidas, y todo esto me remontó a 6 años atrás, cuando vivíamos en otro fraccionamiento por Las Partidas, acabábamos de llegar a Lerma, en ese lugar hacía frío hasta en la primavera, pasamos una situación económica horrible porque la universidad estuvo en huelga durante 3 meses, a veces salíamos a caminar por Las Partidas, como siempre, estábamos unidos, pero viviendo al límite, con nuestros ahorros. En fin, algunas cosas no cambian nunca, como dice esa canción de los Meat Puppets. 

lunes, 3 de marzo de 2025

I'm getting tired of starting again

 


«¡Se nos adelantó la primavera...!», me dice, y me alcanza una bolsita de plástico. Mete las cinco velas aromáticas que acabamos de comprarle –dos de manzana con canela, una de lavanda, una de cereza y una de limón–, en la bolsita. Esperamos nuestras bebidas en el Jirito, una cafetería que descubrimos hace uno o dos meses, una de esas mañanas de sábado en las que impartía un curso de doctorado en línea, de nueve a doce, cuando tenía hérpes Zóster, y tomábamos un Uber a Town Square y luego caminábamos hasta el centro de Metepec. 

Como hemos hecho desde hace casi un mes, venimos al tianguis de Metepec cada lunes, después de mi seminario en línea, el seminario de hoy me interesó mucho, una psiquiatra nos habló sobre insomnio en pacientes con trastorno del espectro autista, nos contó de las alteraciones sensoriales de estos pacientes, nos habló del caso de un niño que, de pronto, empezó a aborrecer a la abuela, la abuela siempre iba por él a la escuela, cierto día el niño se rehusó, la colega psiquiatra estudió el caso de su paciente y concluyó que la abuela cambió de perfume y que ese perfume le resultaba insoportable al niño. La colega psiquiatra también nos habló sobre los tratamientos farmacológicos que prescribe para sus pacientes, a algunos les receta metilfenidato, a otros les receta antipsicóticos o gabapentina, depende de las comorbilidades de cada paciente. Le pregunté algo al final de su seminario, también nos había contado cómo identifica qué clase de desequilibrio neuroquímico puede tener un paciente en particular, a partir de su interacción con ellos, y eso me pareció fabuloso, es la clase de habilidad que me gustaría adquirir: saltar de la investigación con animales, en un ambiente experimental altamente controlado, a la realidad. Me desconecté de Zoom alrededor de las 11: 30 y me acordé de la última vez que vi a la colega psiquiatra, en septiembre del año pasado, en la inauguración de la clínica en la que ella y los colegas del seminario trabajan, me tomé varias copas de vino tinto y gran parte de nuestra conversación es un blackout, pero recuerdo que le dije que uno de mis sueños frustrados es ser psiquiatra, que me gustaría aprender a dar consulta, ver cómo es la realidad, más allá de la investigación básica. Creo que ella me invitó a acercarme a la clínica.

Lizzie se acerca a la mesa, la gente pasa por aquí y por allá, el ruido del tianguis de lunes no para, quisiera escribir tantas cosas. No estoy melancólico, como otros lunes. Me pregunto cuándo digeriré todas estas visitas de las últimas semanas al tianguis, cuándo podré escribir sobre estas visitas, cuándo todo esto formará parte de un recuerdo, de cuando estaba en la etapa laboral más oscura de mi vida.

domingo, 26 de enero de 2025

We'll make great pets


Perry Farrell canta, me esfuerzo por recordar ese concierto que fue nota de cuatro columnas hace unos meses, cuando se peleó con Dave Navarro en el escenario, le soltó uno o dos puñetazos, el concierto fue suspendido, la gira de Jane's Addiction fue suspendida, después Dave Navarro dijo a los medios que Perry Farrell está enfermo, que tiene problemas de adicción, en fin, me esfuerzo por recordar todos estos eventos, pero lo hago porque suena esta canción de Porno for Pyros, y me hace sentir mal, ya la había escuchado mucho antes de asociarla contigo y sentirme así, ya la había escuchado mucho antes de que Perry Farrell le diera un puñetazo a Dave Navarro en un concierto en Boston y de que fuera suspendida la gira de Jane's Addiction, pero ahora me rompe el alma; estaba terminando de contestarle al Referee #5 de esta revisión que un colega de la Universidad Veracruzana me invitó a escribir y Alexa la reprodujo sin que yo se lo pidiera. 

Tengo alergia estacional y estoy sorbiendo los mocos y tratando de pensar en cosas positivas, en que esta mala racha no puede ser tan larga, pero en que siempre habrá Referees como el Referee #5, y la canción me hace pensar en ti, en cómo nos conocimos, en cuántas veces escuché como sadomasoquista esta canción de Porno for Pyros después de que me dieran la noticia, y me acuerdo de cómo nos conocimos, ni siquiera había conocido a Lizzie, ni siquiera había dado clases en la UNAM, fue mucho antes de ingresar al doctorado, una tarde mi abuela llamó por teléfono a mi mamá y le dijo que estabas en su casa, mi abuela sabía cuánto sufríamos mi mamá y yo porque Sócrates, ese terrible y encantador felino, no había vuelto a la casa en varios meses, ya nunca volvería y ni mi mamá ni yo lo superábamos, y entonces la abuela le preguntó a mi mamá si queríamos adoptarte y luego Eugenia me contó que la abuela te tenía en su casa y me preguntó si íbamos por ti y yo le dije que sí, que por supuesto que sí, y fuimos por ti a casa de la abuela, y la abuela le había advertido a mi mamá que tus antiguos humanos no te cuidaban, que te tenían en un pequeño granero, con un montón de gallinas y pollos, que no maullabas, que hacías esos sonidos que hacen los pollos y las gallinas –¡cuánto me duele acordarme de ti!, ¡se me cierra la garganta!, ¡es como si alguien me pusiera las manos alrededor del cuello!, ¡los ojos se me van llenando de lágrimas!, ¡es un dolor tan intenso!–, y entonces te transportamos desde la casa de mi abuela hasta la casa de mis papás, y todo el tiempo hacías esos sonidos que hacen las gallinas y los pollos, y estabas a la defensiva, en verdad parecía que nadie te cuidaba como lo merecías, que sólo te tenían en un granero, con un montón de gallinas y pollos, que no conocías otro tipo de vida, que a lo mejor para ti la vida no podría ser mejor que estar en un granero, pero fuimos muy felices, Camila, nunca se te quitó lo huraña, una vez Lizzie y yo veíamos una película en mi recámara en casa de mis papás, creo que era Texas chainsaw massacre, creo que era un sábado por la mañana, cuando acaba de entrar al doctorado, y allí estabas con nosotros dos, y a tu manera nos mostrabas que también nos querías, y de pronto Leatherface apareció en la pantalla y te asustaste y saliste corriendo de la recámara, y ocurrieron muchísimas cosas más, convivimos más de quince años, tuviste tres gatitos, nadie se había dado cuenta de que estabas embarazada, le dije a Eugenia que parecía que estabas embarazada y al principio no me creyó, pero eventualmente notó que por eso habías estado más huraña y a la defensiva que de costumbre.

Cuando nos mudamos de casa, dejé de verte mucho tiempo, sólo te veía cuando visitaba a mis papás, pero siempre te aparecías y te acercabas a mí y me dejabas acariciarte el lomo y me lanzabas esa mirada azul acero, teníamos un vínculo, y a lo mejor tu mirada decía que no comprendías por qué ya no nos veíamos a diario y por qué ya no veíamos a Leatherface y yo la ignoré, di por hecho que serías eterna, y transcurrieron más y más años, acabé el doctorado, ingresé al posdoc, ingresé al SNII, fui profesor visitante, fui profesor asociado, tenía un contrato temporal horrible, casi 15 horas de clase a la semana y ninguna seguridad de que las cosas mejorarían a corto plazo, y salía a la escuela a impartir una clase de Neurodesarrollo cuando me llegó un What's: era mi papá, me dio la noticia, habías trascendido. 

Se me hizo un nudo en la garganta, me acordé de todas estas cosas, de cómo Eugenia y yo fuimos por ti a casa de la abuela, me acordé de cómo habías salido corriendo de la recámara cuando apareció Leatherface en la pantalla, me acordé de tu mirada azul acero, me acordé de tus sonidos de pollo y de gallina, me acordé de cuando sospeché que estabas embarazada, y me acordé de asuntos más recientes, Eugenia ya me había dicho que últimamente estabas débil y apática, que no querías estar con tus hijos, que te echabas en un rincón todo el día, que no querías comer, que un veterinario ya te había visto, que no estabas enferma, que sólo estabas viejita. 

Después de leer el What's, salí a la universidad, me concentré en la clase, traté de no pensar en ti, de no culparme porque ni siquiera recordaba cuándo fue la última vez que te vi. 

La voz de Perry Farrell y la música me doblegan, no puedo evitarlo, me acuerdo otra vez de todas estas cosas, de cómo te conocí, de cómo dejé de verte todos los días, de cómo me dejé absorber por la inercia de muchos trabajos inestables, de que no sé cuándo te vi por última vez, que, de haberlo sabido, habría acariciado tu lomo mucho mucho tiempo, y luego tu cara, y luego me habría quedado viendo tu mirada azul acero, y te habría dicho cosas con cariño, te habría preguntado si te acordabas de todo, de cómo nos conocimos, de cuando estabas embarazada, de cuando veías películas con Lizzie y conmigo, de cuando Leatherface te asustó, y nos habríamos reído, cada quien lo habría hecho a su manera, y también te habría preguntado si te acordabas de cuando nos tomábamos fotos, de cuando ni siquiera había entrado al doctorado.