viernes, 14 de noviembre de 2025

whisper secrets to me

Un tipo de Ocesa se nos acerca, van a dar las 7 pm, las luces de El Palacio de Los Deportes están todas encendidas, no parece estar ni a la tercera parte de su capacidad, quién sabe si se llene, aún es temprano, el concierto está anunciado a las 8 y media, no habrá banda telonera.

Moviendo la cabeza de un lado a otro rápidamente, con una sonrisa maliciosa, el tipo nos pregunta (en voz baja) si queremos pasarnos a la sección general, «Me dan mi propina nada más», o algo así, dice (pienso qué tendrá en mente, a cuánto ascenderá su concepto de propina), y su sonrisa me recuerda a la de los villanos de las películas de Disney, esos que se frotaban las manos cuando planeaban cómo salirse con la suya, y su sonrisa también me recuerda esas aburridísimas tardes de sábado en casa de Omar, quién sabe por qué mi mamá pensaba que era genial ir a casa de mi tía casi cada tres sábados al mes, pero pasábamos toda la tarde viendo películas de Disney, mientras la tía nos servía botanas de brócoli y espárragos y nos preparaba infusiones de pasiflora que tenían en un estado semicatatónico a Omar (pensándolo bien, mi tía era sobreprotectora como la hermana de Catalin Stark y Omar era como el príncipe de los Taylin), y, por otra parte, siempre había algo angustiosos en esas películas de Disney, desde niño ya era aprehensivo, no necesitaba angustiarme más porque la bruja quería matar a Blanca Nieves o porque La Cenicienta estaba bajo un embrujo y lo único que podía salvarla era el beso de su príncipe azul, no necesitaba enterarme a esa edad que la gente es envidiosa y mala.

«¿Qué dicen, amigos?», insiste el tipo de Ocesa. Todo esto resulta irónico, hace tres meses salía con Beatriz y hace poco más de un mes Beatriz me dejó y volvió con su ex, un tipo que trabaja en Ocesa; de hecho, Beatriz me contó varias anécdotas de él, que el tipo fue una especie de guardaespaldas de Marilyn Manson cuando su banda vino al DF a cerrar la gira de Antichrist Superstar,  que Manson estaba lleno de cicatrices, de cortadas con objetos punzocortantes, que el tipo los acompañó a él y a Twiggy Ramírez un par de ocasiones al Mercado Sonora, que los rockstars buscaban a alguna bruja, que estaban fascinados con el Mercado Sonora; Beatriz también me contó que el ex también acompañó a Shirley Manson y a Butch Vig a dar un rol por la Condesa cuando Garbage vino a tocar al Metropólitan por primera vez, cosas así (¿qué edad tendrá el tipo?, esto pasó hace muchos años ya), y quién sabe qué tanto pasó y qué tanto fue rollo del tipo para impresionar a Beatriz, el punto es que ella y él estan juntos otra vez, que ella me terminó conmigo a finales de semestre, me dijo que casi no salíamos a ningún lado, que tampoco hablábamos por teléfono muy seguido, que la decepcioné, que parecíamos más “amiguitos de la escuela” que novios, en fin, todo esto es irónico, ¿qué tal si este tipo de Ocesa es el actual novio de Beatriz...?, ¿qué tal si, en un mundo paralelo, Beatriz y yo podríamos estar aquí...?, aunque a ella no le gustan los Smashing Pumpkins, es más de rock en español, Julieta Venegas, Jarabe de Palo, Santa Sabina...

Tú y yo nos quedamos en silencio y me miras y sonríes y te pasas el cabello por detrás de una oreja, ¡cuánto me gustan tus orejas!, y me sumerjo en la calidez de tus pupilas color almendra, me hacen pensar en una mañana soleada junto al mar, me remontan al aroma del mar, y a veces (casi siempre, desde que nos conocimos) quisiera devorarte, como en esta canción —“Pug”— de Billy Corgan, que, por cierto, es una de las pocas canciones que me gustan del último álbum de estudio de su banda, y cuando entro en este estado de trance al ver tus pupilas, mueves algo dentro de mí, de pronto soy una especie de gnomo colérico que quiere destruir cosas por aquí y por allá y tú me tranquilizas, eres como una intravenosa de morfina, en fin, el tipo de Ocesa insiste, no soy corrupto y además no traigo mucho dinero, apenas lo suficiente para algunas cervezas a precio de concierto y apenas para el taxi de vuelta a tu casa, vives en la Del Valle, ya veré cómo hago para volver a mi casa, y entonces le digo que no, y él mete la cabeza en los hombros y dice algo como «Si cambian de opinión, estaré por aquí» y se acerca a otra pareja y seguramente les tira el mismo rollo porque al cabo de no más de treinta segundos los hace pasar a la sección general, jaja. 

Vuelvo a mirarte, algo se mueve dentro de mí, nos conocimos hace no más de cuatro semanas, en la fiesta de cumpleaños de uno de los tipos del taller de creación literaria al que me inscribí cuando Beatriz terminó conmigo y empecé a apreciarla (en verdad, nadie sabe a quién tiene hasta que ya no la tiene, Beatriz era una buena chica, tal vez un poco absorbente, sumamente afectuosa y un poco cursi, pero me quería, al principio decía que podía enamorarse perdidamente de mí), en fin, no sé qué piensas de todo esto, creo que no te gustó mucho que se nos acercara el tipo de Ocesa, solo quiero devorarte, como canta Billy en esta canción de Adore, es el 11 de agosto de 1998, hace un mes Francia ganó el mundial de futbol, las vacaciones de verano se están muriendo, quién sabe si volveremos a vernos cuando tú vuelvas a clases, estás en el tercer semestre de Psicología también pero en la Intercontinental, yo volveré a la Facultad de Psicología de la UNAM, ya te dije que preferiría cambiar de carrera, que no me veo como psicólogo clínico, que me atrae la investigación básica pero que no sé si quiero estudiar un posgrado, que el trabajo es escaso en la academia, que las plazas ya están apalabradas, que me cuesta mucho conectar con la gente, que la gente suele decirme que siempre parezco estar enojado, tú misma me dijiste eso cuando nos conocimos en el cumpleaños de Leonardo y platicamos sobre este concierto de los Smashing Pumpkins, cuando nos tomábamos unas Heineken y esperábamos que tocaran algo de Gish y de Siamese Dream, «pero ya ves que en Europa solo han estado tocando Adore y versiones muy raras de Mellon Collie...», me dijiste más precisamente, uff, siempre estás informada, quién sabe qué dirías si te contara las anécdotas del novio de Beatriz, aún no sé si te cae mal Manson, aún no sé si te gusta Garbage, no hemos salido más que cuatro o cinco veces, nos conocimos hace un mes, solo quiero devorarte, que me cuentes secretos al oído.

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