domingo, 27 de julio de 2025

Tengo mil cosas por hacer



Al ir despertando me levanto de la cama, empapado todavía de las reminiscencias del último sueño que tuve antes de despertar, en el sueño era un adulto pero me preparaba para ir a la secundaria, y eso me excitaba, era como si supiera que podía visitar de nuevo mi adolescencia, me preocupaba un poco el uniforme, pero la posibilidad de ver ese mundo con mis ojos de adulto resultaba tan excitante como pensar en fumar un porro por primera vez. En el sueño también pasaba por un supermercado, tal vez todo esto lo soñé porque, de alguna forma, alguna escena de esa novela que no he terminado de escribir se quedó en mi subconsciente, y en el supermercado veía un estante con varios cassettes, el estante era como los estantes de la sección de artículos para baño de un supermercado, cada uno colgaba de un largo tubo, todos estaban apilados en esos tubos, había una especie de matriz de tubos que abarcaba toda la pared, y me enfocaba en dos cassettes, sus portadas tenían un fondo blanco y un dibujo en color negro, parecían una versión extraña de Nevermind, y tomaba un ejemplar y leía los nombres de las canciones y notaba que era un álbum tributo a una banda de glam rock.

Pasa un avión, volví a la cama después s de medirme la glucosa y de ir al baño y cepillarme los dientes y lavarme la cara, sigo acostado en la cama, los gatos son mi compañía, van a dar las 8 de la mañana, todo esto que soñé, lo soñé hace menos de una hora, ya leí también unas cuantas páginas de un raro libro que cuenta la historia de dos amantes gays que tienen algún trastorno mental, aún no lo sé, pero debieron pasar por un psiquiátrico y recibir terapia de electroshock, solo quería escribir sobre un capítulo de House, uno en el que abordaron a una familia con creencias Hmong, tengo miles de cosas por hacer, debería tener otro tipo de vida, no sé cuántos domingos de mi vida he trabajado, y no saldré a correr. 

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