sábado, 26 de octubre de 2024

Shimmer Like A Girl


Siempre dejabas tu cartera sobre la mesa y yo le echaba un vistazo a tu mochila sobre la silla, y me preguntaba «¿Por qué siempre lo hace?, ¿acaso es una señal?, ¿acaso confía tanto en mí?, ¿sólo le vale madre?», y tu boca entonces se abría de par en par, se transformaba en un portal de luz, y sonreías y el sol que atravesaba el comedor como un torbellino silencioso le daba un brillo espectacular a tu escandaloso cabello color castaño, y tus ojos color almendra eran un puñetazo en el estómago, sentía que había algo allí, una especie de electricidad surcando cables invisibles entre nosotros, y luego te levantabas de tu asiento y te pasabas el cabello por detrás de una oreja y por un momento me recordabas a esa otra chica que conocí en la prepa, se llamaba Carolina y era más grande que yo y siempre se pasaba el cabello por detrás de la oreja y me volvía loco, y luego volvía a la realidad, y allí seguía tu cartera sobre la mesa y yo volvía a echarle un vistazo a tu mochila sobre la silla, y allí estabas otra vez, en esa realidad inundada por la luz del sol que era un torbellino que arrasaba con el comedor, y caminabas de esa manera singular, moviéndote ligera y tibia, y pesada y agonizante, como una bailarina de flamenco que se retiraba del escenario después de una mala noche, y no puedo apartarte de mi cabeza y tengo náuseas y toso y se me cierran los párpados y escucho a Veruca Salt y van a dar las seis de la mañana y sé que nunca volveré a verte y me acuerdo del aroma de tu perfume.  

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