viernes, 24 de noviembre de 2023

escozor

La oscuridad va cediendo su lugar, me anega la luz de este viernes frío y pálido, me visualizo poniéndome calcetines y suéter nada más para salir a la superficie, nada más para salir de debajo de las cobijas, nada más para abandonar la cama y pudrirme con el viento de cada segundo de la vigilia. 

Carraspeo. Me veo a mí mismo como un alienado, como alguien que no pasa su día frente a la tele, pero que igual está alienado por sus vicios y por su falta de control; como alguien que está poseído por su neurosis y por su procrastinación. Me pregunto por qué no he escrito nada que me guste en las últimas semanas. Todo lo que he hecho es comenzar a escribir varias cosas, pero no he terminado de escribir nada. Supongo que soy un desertor y que esta insatisfacción se relaciona con estar leyendo una novela que no me gusta para nada. Siempre que leo algo que no me gusta, me cuesta más trabajo escribir.  

Me desperté a las 2 am, el escozor de esta enfermedad que contraje hace dos noches me sacó de un sueño, el sueño no era tan malo, era uno de esos sueños que no le puedes contar a tu pareja, era un sueño en el que estaba con una conocida que realmente no me atrae pero que me atraía en el sueño, nada del otro mundo, pero era un sueño que me hubiera gustado soñar completo; luego me volví a acostar y me sentí febril, como cuando bebo en exceso y tengo resaca a la mañana siguiente, en cualquier momento de la madrugada en el que me despierto, pero ahora fue diferente, la resaca también es una enfermedad pero es más transitoria que el escozor en la garganta.

Ahora sólo pienso en que hace dos noches comencé con molestias en la garganta; a que, entre otras cosas, se debe a que, desde hace seis meses, o algo así, fumo otra vez y a que ayer, al volver de la calle, me salí a fumar a la terraza y hacía mucho frío y llovía, y a que de inmediato sentí un escozor en la garganta.

Quiero escribir sobre este malestar para tomarlo como referencia en el futuro, para recordarme que no debo fumar. Durante los ocho años que estuve en abstinencia de tabaco, sin contar la otra enfermedad que me llevó a muchos consultorios médicos y al quirófano, no me enfermé más de tres veces. En lo que va del año, ya me enfermé cuatro veces, a pesar de que corro entre 20 y 30 km por semana. 

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