viernes, 12 de marzo de 2021

trapeador

¿Cuántas veces he pensado –y sentido– que mis párpados son como unas pesadas cortinas de acero que se cierran?, ¿cuántas veces he estado a punto de escribir en cualquiera de las doscientas libretas en las que siempre escribo, que mis párpados son unas pesadas cortinas de acero que se cierran? y ¿cuántas veces me he censurado porque me parece un lugar común demasiado común? No lo sé. Lo único que sé es que la sensación es constante, que con frecuencia la fatiga es implacable y que rara vez me siento descansado y realmente despierto. 

Mientras intento encontrar respuestas a mis preguntas e ignorar el malhumor que me provoca la fatiga y mi incapacidad para descansar, trato de enfocarme en otra cosas. Al cabo de algunos segundos en los que he hecho mi máximo esfuerzo para contar hasta diez y respirar y llevar aire a mis pulmones, lo único que escucho es el ir y venir del trapeador.

El sonido es monótono, suena como una navaja de plástico y de tela que atraviesa una superficie líquida. El ir y venir del sonido –¡splash, splash!– entra por mis oídos, y me hace visualizar cómo las ondas sonoras navegan en la marea de la impedancia como un ejército de naúfragos perdidos en las profundidades de la cóclea y cómo hacen temblar a la membrana tectoria y a la membrana basilar y cómo finalmente mueven los estereocilios y despolarizan o hiperpolarizan a una célula ciliada que enviará una señal eléctrica hasta la corteza auditiva, para que yo simplemente escuche splash, splash y no deje de pensar en que el sonido es como el que emite una navaja de plástico y de tela que atraviesa una superficie líquida.    

Por si esto no fuera suficiente, los ojos me escocen. Siento que han sido invadidos por una plaga. Siento que alguien me ha rociado un aspersor de cloro en ellos. Siento que alguien me ha vaciado una ametralladora de balas ácidas en ellos. Pero sólo es la fatiga acumulada, la costumbre de levantarse más temprano de lo necesario y andar como una mosca agonizante tropezando en las paredes del día que es tu existencia.

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