jueves, 30 de marzo de 2023

Escribo sin analizar lo que escribo

Me duele un poco la espalda. Los gatos se adueñaron de la cama y a ratos dormí en una posición incómoda. Me duele la nariz. Tengo dos barritos enterrados en la punta y en el puente de la nariz. Todavía mi conciencia no ha emergido completamente a la superficie, y las sensaciones están encima de todo.
 
Escribo sin analizar lo que escribo. Tuve 155 mg/dl de glucosa en sangre. He comido terriblemente mal durante los últimos meses: pizzas, hamburguesas, papas a la francesa, pastas... Corro dos o tres veces a la semana, entre cinco y seis kilómetros, pero eso no basta. Cuando acarreas una enfermedad neurodegenerativa que cargan tus genes, estás condenado. Debes vivir radicalmente, para estar, más o menos, como la gente sana.

Hace mucho tiempo que no me despertaba a escribir a esta hora, mucho antes de que saliera a correr por las mañanas, mucho antes de que tuviera que medirme la glucosa en ayuno todos los días, mucho antes de que nos mudáramos de casa, mucho antes de que todos los días mis días comenzaran con el pinchazo en algún dedo para medirme la glucosa, o con la vejiga a punto de estallar y exigiendo que me levantara de la cama a orinar; mucho antes de que todos los días comenzaran con alimentar a los gatos con su comida blanda y con recogerles la arena; mucho antes de que me persiguiera esta apraxia del habla que va empeorando con el paso de los días.

Escribo sin analizar lo que escribo. Algunos flashazos del sueño que tuve antes de despertar noquean mi mente. Estaba en una calle que se parecía al Centro Histórico pero que también se parecía a Santa Fe, y caminaba por allí y era como cuando salía de la secundaria y caminaba hacia la casa de mis papás, y había un montón de edificios enormes, y algunos de ellos estaban integrados en un estadio de futbol que era como El Coliseo Romano, y estaban inclinados y parecían estar a punto de caer, que un terremoto leve podría colapsarlos. 

Los gatos piden de comer, el dolor en la espalda ha menguado, los barritos en la nariz han pasado a segundo o tercer término, el sonido de la bomba del agua del vecino inunda esta habitación, algunos camiones pasan por la calle que queda detrás del fraccionamiento y el ruido de sus motores también inunda esta habitación, algunos pajaritos trinan cerca de la ventana, el sol también inunda esta habitación, una moto pasa a toda velocidad cerca que aquí, y tengo sueño.  

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