a mi izquierda, yoko está tumbada junto a la ventana. toma el sol y maúlla insistentemente. no sé si tiene hambre, no sé si le duele algo, no sé si quiere llamar mi atención. a mi derecha, más allá del comedor, las pilas de trastes en el fregadero me revientan los ojos. me hacen sentir que estoy atravesando un remolino y que las piedritas se me meten en los ojos. también quisiera ponerme a maullar como yoko y que un ser supremo se preguntara por qué maúllo y que buscara cómo mitigar mi indescifrable sufrimiento.
alexa vomita “the dope show” y marilyn manson vomita “all the pretty ones will leave you low and blow your mind” y me recuerdo en 1999 viendo MTV y procrastinando y divagando y viviendo mi vida cómoda, pero ahora el sonido del agua cayendo en la pileta y el sonido de la jerga que Katz exprime compulsivamente contra el lavadero de cemento me fulminan como una luz escandalosa que me deja ciego, sordo y aturdido. soy un adulto y estamos a 31 de octubre del 2022.
(casi) todos los días son iguales, siempre hay trastes en el fregadero. los bonitos siempre están en los mejores lugares. me dan ganas de agarrar un cuchillo y clavárselo a una manzana podrida.
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