ya había hecho esto otra vez, cuando, en febrero de este año, mi futuro laboral (igual que ahora), de un momento a otro, era incierto, cuando, de un momento a otro, tuve que buscar obsesivamente convocatorias para evaluaciones curriculares –de las 20 existentes en ciencias biológicas, las 20 estaban abiertas para biólogos; de las 2 existentes en psicología biomédica, en las 2 podían concursar biólogos, químicos, médicos, psiquiatras, psicólogos sociales, psicólogos clínicos y, por supuesto, psicólogos biomédicos, como yo– y concursos de oposición.
ya había hecho esto otra vez, cuando esa casa en la que hice ese reguero se quedó sola por otros motivos, cuando tenía un pretexto para entrar a esa casa, cuando mi mente estaba enloquecida, cuando no quería analizar ninguna situación, cuando el futuro era una pesada losa en mis hombros, cuando no veía de qué manera llegaría al siguiente mes –dramatizando–, si no ganaba una evaluación curricular para tener un trabajo como profesor temporal durante los próximos tres meses (sin oportunidad de crecimiento).
en esta ocasión, las oportunidades de trabajo son más escasas que en febrero. solo hay una evaluación curricular en psicología biomédica –continúan 20 ofertas en ciencias biológicas disponibles exclusivamente para biólogos–, pero el perfil es para un psicólogo clínico. yo podría hacer esas cosas que se piden en la convocatoria pero no soy psicólogo clínico: tengo más preparación que un psicólogo clínico, soy psicólogo experimental, psicofisiólogo, psicólogo biomédico, doctor en ciencias biomédicas con posdoc, miembro del SNI... incluso, a pesar de que me dedico a la investigación básica y de que todas mis publicaciones son preclínicas, tengo estudiantes de licenciatura con tesis en el área clínica y tengo en planes al menos dos publicaciones clínicas.
el martes vi esta convocatoria anunciada en la gaceta de la universidad y el jueves metí mi solicitud y ese mismo día recibí una notificación de mi registro. desde entonces, no he recibido nada, y supongo que eso significa que ni siquiera tendré la oportunidad de concursar.
entonces el viernes, después de salir a correr, me metí a esa casa, que estaba vacía, por motivos diferentes a los motivos de febrero, y me metí a esa casa como si se tratara de un ritual... e hice un reguero... como si se tratara de un ritual. y nadie se dio cuenta.
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