estoy muy nervioso, me pongo los audífonos, no quiero marearme ni tener un ataque de pánico, quién sabe por qué pero ya escuché dos veces “State of Love and Trust” y trato de enfocarme en la música, en los momentos agradables que he asociado con esta canción, el vuelo de ida no comenzó muy bien, de pronto ascendimos varias millas en unos cuantos segundos y me puse mal, me mareé, me sentí ansioso, me acordé de aquellos días de ERGE, cuando me daban ataques de pánico y no podía imaginar cinco minutos en el futuro, salimos del hotel a las 10: 40, nos tocó un taxista muy amable, nos platicó varias cosas sobre Puerto Vallarta, llegamos al Aeropuerto a las 11: 10 am, desayunamos en Wings, junto a unos extranjeros que nada más picaron sus alimentos y se fueron –3 mujeres, 3 hombres y un bebé–, caminamos por el Aeropuerto y salimos a un Oxxo que está en el estacionamiento del Aeropuerto y ella se tomó una bebida caliente y yo me tomé una Pacífico, todo mundo bebe alcohol en la calle, me puse a leer a Juan Rulfo en una mesita afuera del Oxxo, nos volvimos a meter al Aeropuerto, las bebidas en el Starbucks costaban alrededor de 10-15% más que en las plazas, documentamos equipaje, pasamos por el detector de metal, tuvimos que tomarnos el agua que llevábamos en nuestro equipaje, en el pasillo Duty Free vimos una botella de 1L de Jim Beam en $434 MXN35 millas, en la misma tienda vi Diablo Guardián en $348 MXN, no puedes pasar con 1L de agua al avión pero sí puedes pasar con 1L de whiskey al avión, estuvimos en la sala de espera alrededor de una hora, abordamos el avión, tuve que tomarme un Jack Daniel's para lidiar con la ansiedad, temía que el vuelo de regreso fuera igual de terrible que el vuelo de ida, junto a mí iba un extranjero jugando sopa de letras en su celular, Lizzie iba a mi izquierda, junto a la ventana, el vuelo estuvo bien, ahora ya me duele la cabeza, sólo quería escribir, pero apenas encendí la computadora, ¡bum!, ¡bum!, ¡bum!, me llegaron mil notificaciones, el 90% de ellas sobre productos que me venden distintas empresas, y no puedo dejar de sentirme esclavizado, nada más pones un pie en la tierra, el capitalismo te devora con sus fauces de un modo más salvaje que en el espacio aéreo.
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