ESTO ES UN BORRADOR
Una novela miniatura es lo que debes ser.
Puse un DVD que encontré el otro día, mientras limpiaba el mueble en el que guardo decenas de discos compactos, de cassettes, de VHS's y de DVD's. Estoy aporreando, como un boxeador enfurecido, el teclado de la MacBook Air, pero el DVD reproduce una canción que no conozco. Creo que nunca la he escuchado y, si lo he hecho, nunca le he prestado suficiente atención –¿se trata de “Mundo Feliz”?– , pero las imágenes resplandecen de tal forma en los límites de mi campo visual, que, en esta ocasión, no puedo ignorarla. El televisor es mi aliado, mi entrenador, quien me serena y me dice que no aporree a mi rival, que deje de aporrear el teclado de la MacBook Air.
He escanciado tres o cuatro dedos de Jack Daniel's y alrededor de 300 ml de Coca Cola en un vaso de vidrio. Aún no le he dado un sorbo al whisky, pero sólo porque no quiero que este impulso se muera, sólo porque quiero este impulso que apareció cuando puse el DVD de los 30 años de Fobia y cuando me acordé de los meses previos al concierto al que asistimos, el viernes 21 de septiembre del 2018, cuando vivíamos en Agua Caliente y estábamos por mudarnos a otra ciudad, cuando había vivido varios meses en el limbo, sin ser posdoc y sin tener una plaza indeterminada, cuando vivíamos con el estímulo económico del SNII, cuando el Edificio X había sufrido daño estructural en el terremoto del 2017 y teníamos unos meses asilados en la oficina de divulgación de la ciencia, cuando de pronto llegaban hasta mi escritorio un puñado de estudiantes insolentes que ni siquiera me saludaban, que probablemente me veían como parte del inventario, o como un sujeto intelectualmente inferior a ellos, no quiero que muera.
Por esos días del 2018 lo que en verdad hacía era escribir, para muestra de ello mi primer paper como autor corresponsal acababa de ser publicado –todo mi trabajo posdoctoral– y, en otro orden de ideas, unos días antes habíamos ido a escuchar a Mark Lanegan al Plaza, y durante varios meses lo que en verdad hice fue enfocarme en escribir una novela para concursar por un premio de novela para jóvenes escritores, y ahora escucho de fondo esta canción para festejar los 30 años de Fobia y me acuerdo de que los dos fuimos a llevar el ejemplar físico de la novela y las copias de la novela que solicitaban en la convocatoria del concurso, y que las oficinas de Penguin estaban en Polanco, cerca de Plaza Carso, y mantuve en un rincón de mi memoria todos estos recuerdos, algún día escribiré mejor sobre ellos, ahora no me siento en la zona, mis torpes dedos siempre chocan con una tecla que no quiero aporrear y tengo que estar corrigiendo una y otra vez lo que escribo, pero el punto es que esos detalles de la entrega de la novela en las oficinas de Penguin es un asunto del que escribiré después, y de vuelta a Agua Caliente, escuchaba una y otra vez, en los audífonos, mientras el horroroso camión avanzaba sobre Fray Servando, “La Iguana” y no estaba nada satisfecho con mi novela y creía que esa canción debía ser el eje central de la novela, pero acabé escribiendo otra cosa, hoy quiero re escribir esa novela, que sea una novela que puedes leer en un día y ya.
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