La ropa de enfermo de tres días, los oídos tapados, el cabello húmedo, la red lentísima, el ruido del camión de gas en el estacionamiento, los aromas que van precipitándose por los bulbos olfatorios, los aromas que minan los senos paranasales como una nueva sensación, los aromas que remueven el pesimismo y que colorean este sábado con sabores nostálgicos, la red lentísima, como esta canción de Radiohead, el infinito escándalo de los trastes, siempre compramos comida y nunca hay nada qué comer, siempre lavamos trastes y siempre hay trastes sucios, a veces estoy harto de todo, una sobredosis de redes sociales y un atracón de comerciales de televisión de los noventa, me sumerjo en esta somnolencia de fármacos, me sumerjo en esta piscina debajo del agua de la enfermedad, me sumerjo en esta cascada de recuerdos de la adolescencia, el día está soleado, estoy convaleciente, no puedo salir a correr, doy por sentado muchas cosas, sueño que nunca analizo que no tengo amigos en la realidad, que mi círculo social es muy pequeño, me pregunto si debí seguir el guión de mi vida, no hacer nada diferente a lo que esperaba mi familia que hiciera con mi vida, si debí hacer todo lo que hace la mayoría de la familia en lugar de convertirme en el único sujeto con doctorado y posdoctorado de la familia, en lugar de convertirme en el único investigador nacional nivel dos de la familia, la canción de Radiohead ahora es más rápida, mis pensamientos se aceleran también, son tráileres que arrastran sus feroces llantas sobre el asfalto húmedo como mi cabello después de que salgo de bañarme y que siempre está húmedo y escurriendo a pesar de que me lo seque mil doscientas veces, esas feroces llantas sobre el asfalto de mis pensamientos van dejando esputos purulentos por todas las autopistas de las arterias de mi cuerpo, ahora la red definitivamente falla y una vez más vuelvo a lo mismo: es un día soleado, fabuloso como todos los sábados, pero estoy convaleciente, no pude salir a correr, no pude correr hasta sentir que el aire abandonaba mis pulmones, hasta sentir que mis músculos se fortalecían y se fatigaban, mientras podía escuchar esta canción o cualquier otra de mi playlist para correr de casi 500 canciones y 34 horas, no pude correr y dejar de pensar en que mi abuelo y mi bisabuelo me heredaron esta renta mensual de dapaglifozina –¡casi $2, 000 MXN!– por el resto de mi vida.
Quería ser optimista a pesar de que tengo 5 días enfermo, a pesar de que no puedo respirar y de que toso, de que sorbo y que me sueno los mocos, de que escupo dolorosas flemas que saben a hierro y a sangre, y que hacen un nudo en mi garganta y que me ponen ansioso, y que son flemas que son esputos purulentos que son pensamientos; quería ser optimista a pesar de que tomo Febrax genérico y celestamine genérico y ambroxol, a pesar de que “Weird fishes/arpeggi” se detiene una y otra vez, todo me puso de malhumor, el cansancio de no hacer otra cosa más que reposar, la reminiscencia de esos sueños en los que un par de desconocidas eran tan cálidas y en los que mi familia cercana era tan fría y como siempre ponía en duda todas las cosas que yo había decidido hacer.
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