Hoy juegan las selecciones de España y de Inglaterra la final de la Eurocopa, y yo nada más he visto un par de partidos, todos los pasaron por Sky, pero me acuerdo de la Euro de 1996, cuando estaba terminando el segundo año de prepa y tenía vacaciones y todos los partidos de la Euro los pasaban por tele abierta y veía siempre uno por la mañana, cuando todos se iban a sus trabajos o a su escuela en la casa, y luego veía otro cuando mis hermanos y mi mamá volvían a la casa, y entre unas cosas y otras salía a la tienda y me compraba un cassette y luego me encerraba en mi recámara y me ponía a escuchar discos compactos y a grabar los cassettes con las canciones que me gustaban, esos cassettes siempre los escuchaba en mi walkman todos los días, de ida a la escuela y de vuelta a la casa, y ya no recuerdo si en esas vacaciones fuimos a Cuernavaca, a aquel hotel en el que el agua de las albercas estaba helada, o si fuimos a aquel otro hotel que tenía una alberca climatizada, en ese lugar en el que se supone que habían ocurrido muchos avistamientos de ovnis, cuando había descubierto apenas el track oculto de mi disco compacto de In Utero, y lo escuchábamos día y noche en su grabadora –Gallons of rubbing alcohol flow through the strip–, pero lo que sí recuerdo es que pude ver un montón de partidos de la Euro, que la selección de Croacia tenía un súper equipo, y que en la atmósfera de cada partido había todo lo que luego descubrí en las novelas y relatos de Irvine Welsh, incluso se percibía cómo las bandas brit pop sepultaban a Nirvana y compañía, y todo esto es muy tonto, mejor salgo a correr, y luego profundizo en este tema, estoy despierto desde las seis y media y ya pasó una hora.
domingo, 14 de julio de 2024
168 mg/dl de sangre
Todo lo que lees aquí, lo escribo yo.
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