Estamos en la facultad. La explanada está desierta. Parece que hay una huelga. Caminamos hacia el edificio de posgrado. Me preguntas si yo ya había ingresado a la universidad en la huelga de 1999, y me queda claro que no recuerdas que fuiste mi tutor de tesis de licenciatura, poco después de que acabara esa huelga. Me siento extraño, como si estuviera conviviendo con un desconocido.
Hay una docena de mujeres en la recepción del edificio de posgrado. Las saludas desde afuera y ellas te devuelven el saludo.